LA IMPORTANCIA DE UN BUEN MASAJE

Para muchos de nosotros la rigidez es un hábito y forma de vida, porque nos hemos acostumbrado a convivir con un cuerpo tensionado y dolorido.

A través de los distintos tipos de masajes: energizantes, relajantes, descontracturantes, ayurvédicos, el drenaje linfático manual y la reflexología (ya practicados desde la antigüedad por las culturas asiria-caldea, egipcia, griega, romana, china, Hindú, etc.), mantenemos la salud física, mental y emocional, proporcionándonos una sensación renovada del equilibrio.

Estos tratamientos promueven la disminución del ritmo cardíaco, regulan el consumo mal usado del oxígeno, disminuyendo así el estrés y la ansiedad.

También proporcionan flexibilidad y equilibrio al sistema músculo- esquelético y al sistema nervioso, mejorando la llegada del oxígeno al cerebro. Ya que ayudan a distender los músculos que comprimen las arterias paravertebrales, relajan sus paredes, dejando fluir mejor el oxígeno y, por consiguiente, mejora la memoria y aumentan las hormonas del bienestar. Estos tratamientos actúan como poderosos tónicos . Son excelentes aliados para aquellos que hacemos actividades físicas, ya que nos ayudan a trabajar con los músculos relajados.

En cada sesión, cada parte del cuerpo, desde las células, se abandona al relax y, en consecuencia, rejuvenecen.

La respiración profunda y los ejercicios mío- linfo - kineticos, que preceden a cada tratamiento, van estimulando y dando paso al incremento de las serotoninas y las endorfinas, alejando el daño que produce el cortisol (hormona de estrés), transformando un cuerpo estresado en un cuerpo descansado, estimulando y regulando sus tres importantes sistemas: circulatorio, endocrino y linfático. Desde adentro hacia afuera, nos ayuda a fortalecer la seguridad en nosotros mismo, mejorando así la autoestima.

Por eso a través de un buen masaje logramos bienestar y salud, retornando nuestro cuerpo al equilibrio físico y emocional que tanto necesitamos.

Es tu cuerpo...cuidalo!